La respuesta es clara, NO TE VA A MEDICAR. Ese trabajo pertenece a psiquiatría cuando hablamos de salud mental, aunque por defectos del sistema sanitario público, en ocasiones el propio médico de cabecera puede hacerlo. Lo que está claro es que nuestra profesión no interviene a través de la farmacología

Ahora bien, los psicólogos después de realizar la evaluación correspondiente de un caso, si podemos sugerir que desde esas especialidades, evaluen la posibilidad de complementar nuestro trabajo con apoyo de algún medicamento como un ansiolítico o un antidepresivo. Desde nuestro punto de vista, la mayoría de las veces estos son complementos temporales, ya que lo ideal sería conseguir el sano funcionamiento de la persona sin ese apoyo químico. Aún así hay personas que finalmente experimentan que su equilibrio necesita de una dosis crónica de medicación, sin que esto suponga un problema en su vida.
Más allá de esto, el trabajo de los psicólogos es un trabajo basado en la relación con la persona atendida. Una relación que se crea progresivamente, ya que inicialmente no dejamos de ser desconocidos a primera vista, y el objetivo número uno consistirá en crear un espacio y una relación que genere la suficiente confianza y seguridad, como para ir abordando esos temas íntimos y personales que puedan formar parte del sufrimiento.
A menudo he escuchado a personas, reflexionar acerca de la primera idea que traian a consulta sobre qué era ir al psicólogo. Todos esperaban encontrarse con alguien en una postura de juicio permanente hacia ellos, y de superioridad moral o intelectual. En contraposición a eso, han experimentado una relación auténtica, de igual a igual, donde juntos contruimos una narración o una explicación de lo que puede estar ocurriendo. El psicólogo apoya con los conocimientos teóricos, y la persona con su experiencia real que es única, y por lo tanto fundamental para aplicar cualquier cambio a priori efectivo.