Una de las dificultades que más encontramos en terapia los psicólogos, es la forma de comunicar una norma, el apoyo, o la opinión a los más pequeños. Incluso cuando estos crecen, y pasan a la adolescencia, en muchas ocasiones los psicólogos nos vemos abordados por los padres ante la ineficacia de una comunicación que habitualmente tiene detrás un gran esfuerzo y dedicación por parte de los mismos.
En terapia, los psicólogos trabajamos adaptando nuestro lenguaje a la persona que tenemos delante. Eso implica, que con un niño o un adolescente, la terapia no puede ser igual que con un adulto, y lo mismo pasa entre estas dos franjas de edades. La terapia de juego es un trabajo donde adaptamos las actividades y dialogos a la edad de la persona que tenemos delante, para que se sienta lo más confortable posible, y adaptemos asi el entorno de la terapia a la persona, y no al revés.

¿Ayuda eso al niño o al adolescente?

Las investigaciones y el trabajo en consulta nos dice que si. Y lo que es más importante, esas personas con las que trabajamos tambien. Desde fuera, puede parecer que los psicólogos solo estamos jugando con juguetes, o viendo videos de youtubers con los adolescentes. Pero no podemos olvidar, que para poder ayudar a cualquier persona, debemos poder entender su mundo emocional, y esto a veces implica hablar en su lenguaje, interesarnos por sus aficiones: en definitiva, conocerle.
En este tipo de trabajo se proyectan (se externalizan) muchas de las emociones, pensamientos, conductas, creencias y demás situaciones, que están influyendo el mundo emocional de la persona, y por lo tanto formando parte de su sufrimiento, o de la posible solución. El camino de los psicólogos es acompañar a esas personas, y ayudar a su entorno a entender ese mundo y enriquecerlo en vez de dañarlo o bloquearlo.